Historia

ORÍGENES
El trinitario Antonio de la Chica dejaba constancia cómo a mediados del siglo XVIII, en la antigua parroquia de San Gil, un grupo de jóvenes se congregaba como hermandad en torno a una imagen de la Virgen de María con una advocación muy singular: Nuestra Señora de la Granada. Una devoción histórica que desde Llerena (Badajoz) se fue extendiendo por todo el sur peninsular hasta llegar a la ciudad de Alhambra.
La hermandad de la Virgen de Granada surge en torno a la promoción que hicieron los canónigos del Sacromonte. El que fuera rector del colegio abacial, Vicente Pastor de los Cobos, realizó una donación a la Iglesia de San Gil en 1738: una imagen de pequeño formato de un San Antonio de Padua que rápidamente congregó a la juventud de la parroquia, quien se encargó de darle culto. Por mediación de Pastor y también de Francisco Vinagre, inquisidor y capellán del cercano Convento del Santo Ángel Custodio, la congregación pasó a convertirse en hermandad gracias a la aprobación de sus primeras constituciones por parte del arzobispado de Granada, firmando la licencia eclesiástica el vicario general Agustín de Uriarte.
Como hermano mayor perpetuo de la recién creada hermandad estuvo el propio Vicente Pastor, asumiendo este cargo hasta su muerte en 1759. La dirección de la cofradía, a partir de este momento la mantuvo, igualmente, otro canónigo sacromontano, José Montero y Herrera; quedando en este cargo hasta su muerte, diez años más tarde, en 1769. Bajo el mandato de Montero tuvo lugar la participación de la hermandad en el jubileo circular que se celebró en julio de 1764 desde San Gil hasta el Convento de San Francisco Casa Grande, procesionando con la imagen de San Antonio y con una gran participación de hermanos con cirio y banda de música. A partir del 10 de julio de ese año la hermandad no regresaría a su templo sino que se trasladaría hasta la Iglesia de la Virgen de las Angustias. Allí la corporación recogía a su nueva titular mariana realizando una procesión de traslado por el centro de la ciudad y llevándola hasta su sede canónica, próxima a Plaza Nueva, tal y como narra el padre La Chica.
En estos años la hermandad llegó a contar con una nómina compuesta por dos cientos jóvenes y casi medio centenar de sacerdotes; disponiendo de un retablo propio en el interior de San Gil y distintos privilegios para las celebraciones que se hicieran en el altar de la hermandad. Sin embargo, la desamortización parroquial llevada a efecto a mediados del siglo XIX obligó a la cofradía a trasladarse hasta Santa Ana perdiéndose el conocimiento histórico de la cofradía y de su actividad.

Actualidad
El 10 de junio de 2012 el arzobispado da luz verde a la constitución de la Asociación de Nuestra Señora de la Granada. Se recuperaba, con ello, para la ciudad una entidad religiosa destinada a mantener el culto mariano en torno a esta advocación mariana. Un grupo de jóvenes de distintas parroquias y hermandades de penitencia se unían para conformar una asociación de fieles encargada de dinamizar la vida litúrgica y formativa de la parroquia. Volvía a latir el mismo carisma de la hermandad primitiva de la Virgen de la Granada.
Desde su creación la asociación ha crecido en número de hermanos y ha consolidado distintos proyectos, entre ellos su vínculo con la parroquia y los distintos grupos que existen dentro de ella. La participación activa en la pastoral y en la vida asistencial de la comunidad son algunas de las líneas de actuación en las que se hallan inmersos los miembros de la asociación. Ya que, además de la vida parroquial ha desarrollado su compromiso con la vida religiosa y cultural de la ciudad, impulsando la recuperación de la fiesta de la Cruz en la parroquia o los adornos efímeros al Santísimo Sacramento en la mañana del Jueves de Corpus.
El 21 de abril de 2018 el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, procedía a bendecir a la titular mariana de la asociación. Una celebración solemne que estuvo concelebrada por el equipo sacerdotal de la parroquia, Antonio Jesús Pérez Martínez, Francisco Fernández Adarve y Antonio Gutiérrez Domínguez; además del capellán real Victorino Benlloch Marín, quien fuera párroco de San Isidro hasta 2016.
